En un naufragio, la gente que muere primero es la que tiene miedo. El miedo “pesa”. El miedo paraliza y por tanto, mata.
Un rey árabe atravesaba el desierto cuando de pronto se encontró con la peste. El rey se extrañó de encontrarla en aquel lugar:
– Detente, peste, ¿a dónde vas tan deprisa?
– Voy a Bagdad- respondió entonces ella- Pienso llevarme unas cinco mil vidas con mi guadaña.
Unos días después, el rey volvió a encontrarse en el desierto con la peste, que regresaba de la ciudad. El rey estaba muy enfadado, y dijo a la peste:
– ¡Me mentiste! ¡Dijiste que te llevarías a cinco mil persona y murieron cincuenta mil!
– Yo no te mentí- dijo entonces la peste– Yo sesgué cinco mil vidas… y fue el miedo quien mató al resto.
fábula sobre el miedo: El rey y la peste
Más allá de esta fábula, el miedo mata, y mata de verdad.
El miedo deprime el sistema inmune, está científicamente demostrado. No voy a referirte a ningún estudio en particular, en la red (si quieres y/o te interesa) encontrarás decenas de artículos, estudios, vídeos… al respecto.
Por lo tanto y entendiendo el principio (básico) de dualidad, si el miedo constante es un peligro real, la solución es no tener miedo. “Suena” sencillo; no tener miedo.
En nuestro blog, gracias a muchas personas que tienen un compromiso con la verdad, o por lo menos, no aceptan “engullir” la versión oficial cuando esta, en muchas ocasiones simplemente se contradice constantemente (llegando alguna vez a insultar nuestra capacidad intelectual como ciudadanos), tienes decenas de artículos, datos, informes, etc.; de profesionales en el sector también, reflejando que la realidad, simple y llanamente: no se ajusta a la versión oficial planteada por la mayoría de medios y gobiernos (no quiero decir que “trabajen” juntos ambos… lo afirmo).
Dejando como siempre claro inicialmente (hoy en día, ya sabes, hay mucha “moralidad sensible”, eso sí, selectiva, para lo que cada uno decida que le ofende convirtiéndose en verdad absoluta al instante) que, cualquier persona que ha fallecido merece sin duda alguna nuestro respeto. Como también la gente que muere a diario por cáncer, infartos, hambre, abusos…
Lo digo porque el argumento extremadamente intelectual que “reza” de forma automática y muy frecuentemente en estos tiempos cuando tienes la desfachatez de cuestionar la versión oficial hablando con tu cuñado / vecino:
¿Y la gente que ha muerto? ¿Acaso no murieron de verdad? ¿No respetas a los muertos?
Entiendo que antes de marzo, por desgracia, en las UCIs, plantas de oncología, quirófanos, etc., no se celebraban precisamente fiestas de cumpleaños (nótese la ironía). La gente moría, muere y seguirá muriendo. Y esto, lo puedo afirmar sin ser médico o periodista.
No han muerto más personas que otros años a causa de gripe estacional o complicaciones derivadas de la misma. En algunos países incluso, menos defunciones. Son datos. Pero esto no sale a menudo en los medios. De lo que sí nos advirtieron es que, durante el confinamiento (España), se redujeron significativamente los accidentes de tráfico (son unos genios…).
¿Te imaginas que un comandante de una línea aérea llamará a su director de operaciones para alertarle con tono serio que durante el confinamiento y cese casi total de movimiento aéreo lo fantástico es que no se han dado incidentes o accidentes en la flota? Como mínimo, le invitarían a visitar al psiquiatra antes de subirse de nuevo a la cabina de cualquier avión.
En Wuhan, han realizado una fiesta “masiva” (así lo catalogan algunos medios, búscalo en google) en una piscina. Con su DJ, sus bailes, sin distancias, ni rastro de mascarillas.
Aquí te multan si no la llevas, ya no se puede fumar (parece ser…) si no existe una distancia de “seguridad” en la vía pública. Sería bueno que implantaran distancia de seguridad en los domicilios particulares en relación a la TV, o mejor, que prohibieran encenderla.
Pero estando en el mismo continente (hablo de Europa), el uso de mascarilla varía según el país. Son medidas sólidas. Llenas de sentido y “ciencia”. Imagino (yo que no soy médico ni periodista) que, el virus (como cualquier mortal) debe tener sus “destinos de preferencia”…
Pero ojo, diciendo esto, volvemos al argumento “de serie”:
¿¡No estoy respetando a los fallecidos!? ¡Soy un negacionista! ¡Que poca vergüenza! ¡¿Facha?! (este último, especialmente si lo lees desde España)
Ahora bien; ¿y los gobiernos? ¿Ellos sí respetan a los fallecidos?
Porque es a “ellos” a los que hay que pedir explicaciones y exigir cambios, no al vecino cuando saca al perro. Nuestro deber como ciudadanos es dudar si llegado un punto, nos exigen medidas que afectan al bienestar (económico, de salud, etc.).
“Un poquito de por favor”, que somos todos adultos y el futuro de nuestras familias está literalmente en juego.
Hay datos que demuestran que yo no existe pandemia. Pero parece que da igual a la mayor parte de la sociedad.
Lo que me da más pena es que, cuando venga la pandemia de verdad (crisis económica, hambre, violencia, crispación…), te dirán que ha sido culpa de la «pandemia». Y la mayoría, lo creerá, acatará y no rechistará.
Mientras termino de escribir estas lineas entrada la medianoche, leo una noticia cuyo titular dice:
Varias autonomías obligarán a los padres a declarar que llevan a los niños al colegio sin fiebre
https://www.elmundo.es/espana/2020/08/21/5f4009f021efa012268b4599.html
No tengo fuerzas (o más bien ganas) para dar mi opinión acerca de ello, simplemente, ojalá cuando me levanté mañana, seamos una sociedad en la cual no permitamos que violen de forma constante nuestros derechos mientras miramos a otro lado, o mejor dicho, mientras nos cagamos de miedo.
No hace falta luchar de forma violenta, solo hace falta generar criterio, estudiar, indagar y buscar una… 2egundaopoinion.